ECONOMIA Y SOCIEDAD EN INTERNET
18 de Julio, 2003


MEMORIA A DOS VOCES

(Nota de JP. En el libro "Memoria a dos voces", el ex presidente François Mitterrand conversa con el escritor Elie Wiesel, Premio Nobel de la Paz. Comparto con Uds. algunos trozos que anoté para relectura. También me emociona el Sermón de la Montaña, me indigna la humillación, me aterra el poder, y hace poco sentí, yendo de Mimizan-sur-plage a Arcachon, el mismo sentimiento de liberación ante una bandada de gansos salvajes que volaban casi rozando las enormes dunas de las Landes).


LA JUSTICIA

E.W. Usted dijo un día: "Comprendí la injusticia cuando leí el Sermón de la Montaña".
F.M. Es uno de los textos más hermosos que conozco. Sólo piense usted que Cristo pronunció esas palabras hace dos milenios y que en el fondo nada ha cambiado! Cristo podría justificar perfectamente su retorno para pronunciar ese mismo discurso.
E.W. ¿Y que sería la justicia?
F.M. Que susciten admiración y emulación los actos generosos y que los crueles sean reconocidos como tales.

LA HUMILLACION

E.W. Creo que la peor de las injusticias es la humillación. Cuando veo que humillan a alguien, necesito protestar, hacer algo.
F.M. Yo también siento lo mismo. Me ha sucedido, sin duda, humillar a personas; me perdonarán cuando comprendan que no ha sido voluntario. Sea como sea, humillar supone falta de control de uno mismo, falta de educación.

EL PODER

E.W. ¿No hay algo de ilusión en el poder?
F.M. El poder político... es simplemente temible. El que lo detenta debe, si no temerle, por lo menos ser extraordinariamente vigilante y mantenerse alerta acerca de la naturaleza y alcance de su propio rol. Si es sabio, va a buscar otros poderes que equilibren el suyo.
E.W. ¿Hay diferencia de grado o sustancial entre el poder absoluto que detenta una sola persona y el que se apoya en un grupo de individuos?
F.M. No hay tal. Son de la misma naturaleza. Se trate de un partido, una Iglesia, un clan o una etnia.

LA VIDA

E.W. La vida, finalmente, es una suma de momentos privilegiados. Cada uno de ellos evoca todo lo que ha sido, y genera todo lo que vendrá. Me gustaría que habláramos de nuestros momentos privilegiados.
F.M. La Liberación es uno de los instantes privilegiados de mi vida... En la vida he tenido instantes de este género, minutos radiantes, momentos sin historia, en una terraza, en Florencia, contemplando un crepúsculo; en Venecia, paseando por esas callejuelas; en Vezelay, en Saint-Benoi. No me faltan recuerdos! Un día, en las Landes, experimenté un sentimiento de liberación extraordinario mientras contemplaba el paso de una bandada de gansos salvajes. Recuerdo sus gritos, la belleza de su vuelo... ¿Otros instantes privilegiados? Una velada en la cual de pronto se abre la amistad de tal modo que los corazones se alzan sin que se sepa por qué... Recuerdo un día, durante la "guerra rara", entre 1939 y 1940. Me encontraba en un acantonamiento miserable, en medio de una tropa de soldados embarrados hasta los ojos. Alguien empezó a cantar, me pareció hermoso, y de súbito, no se por qué razón, en esa atmósfera llena de humo, me embargó una especie de entusiasmo ante la vida pese a que se anunciaban días nada gloriosos ni felices.

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