ECONOMIA Y SOCIEDAD EN INTERNET
20 de Agosto, 1998

FF.AA., previsión y cobre
por José Piñera


Es un hecho poco conocido que el sistema previsional y de salud de las
Fuerzas Armadas está en crisis. Bastan dos cifras para dimensionar su
gravedad. En 1996, el aporte fiscal a la Caja Previsional de la Defensa
Nacional (Capredena) fue de US$ 544 millones, y a la Dirección
Previsional de Carabineros (Dipreca) de US$ 322 millones. O sea, ese año
se destinaron 866 millones de dólares para cubrir los déficits del
sistema previsional y de salud de las FF.AA. Sólo el 17,4% de los
beneficios que entrega Capredena, y el 14,8% de aquellas de Dipreca, se
financian con contribuciones de sus afiliados. El resto es déficit,
cubierto por el presupuesto fiscal.

Una de las dificultades para incrementar las bajas remuneraciones de los
elementos más preparados de las FF.AA., situación que ha originado un éxodo al sector
privado, es el elevado costo que tiene su sistema de previsión. Como
este costo será creciente, irá ocupando una mayor proporción del gasto
que el país quiere dedicar a las tareas de defensa y policía.
Inevitablemente ello colocará a estas instituciones en una situación de
permanente antagonismo con las otras prioridades del presupuesto
nacional. Fue lamentable que a los uniformados no se les haya permitido
optar por el sistema de cuentas de capitalización individual cuando éste
comenzó, como pretendía el proyecto original de reforma previsional. Como
es mejor tarde que nunca, ahora hay que permitirles también a ellos la
opción por el sistema privado.

Las complejidades que nacen de las características específicas de la
carrera militar tienen soluciones técnicas. Por ejemplo, el llamado a retiro de un coronel que no es ascendido a general, y que en el sistema actual origina de inmediato una pensión, en el sistema de cuenta individual podría ir acompañado de un "Bono de Retiro" que el Estado deposita en la cuenta respectiva, el cual sería una parte integrante de las condiciones económicas que definirían la carrera militar. El tema de la confidencialidad acerca del tamaño y ubicación de los efectivos también puede ser fácilmente resuelto.

Con rigor técnico, mente abierta y respeto por el rol de las FF.AA. se
pueden resolver todos los desafíos de esta transición. Este grave problema debe enfrentarse, a la brevedad, con una política de Estado que en su elaboración y discusión no distinga entre gobierno y oposición. La trayectoria en el sector económico del actual ministro de Defensa es un valioso activo,
así como la experiencia de trabajo conjunto forjada en Washington entre
el nuevo Comandante en Jefe del Ejército y el ministro de la
Presidencia.

Por otra parte, las Fuerzas Armadas reciben, por disposición de la ley,
un 10% de las ventas de cobre que realiza CODELCO para sus necesidades
de equipamiento militar. Es arbitrario e inconveniente que los recursos
que requieren las Fuerzas Armadas para cumplir su función dependan de
las fuertes oscilaciones del precio del cobre y del volumen de
producción de cobre de una determinada empresa.

La solución estriba en eliminar el "impuesto dedicado" del 10%, calcular
el promedio anual de recursos recibidos desde esa fuente durante un
período prolongado, y sumar esa cantidad al presupuesto que cada año
aprueba el Congreso. Esto constituye un avance en sí mismo, cualesquiera
que sea la posición que se tenga sobre el nivel y eficacia del gasto
militar.

 

 

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