Conversando con Milton Friedman

Por Carlos Gómez

(Artículo publicado en Revista Capital el 20 de Noviembre de 2006)

A las 15:30 del 1° de Mayo de 1996 llegamos con José Piñera al penthouse de Milton Friedman, en el piso 20 de su edificio ubicado en el famoso cerro Nob Hill de San Francisco, en la intersección de Jones St. y Clay St. Tocamos el timbre y para nuestra sorpresa, él mismo nos abrió la puerta apoyado en sus bastones. Entonces de 84 años, estaba convaleciendo de una seria enfermedad que le impedía caminar sin ellos. Nos saludó muy cariñosamente y nos mostró la vista espectacular que tenía de la bahía de San Francisco. Ese día se cumplían 15 años del inicio de operaciones del sistema de AFP en Chile. Así comenzaron 2 horas de conversación con una mente brillante y una persona de una extraordinaria calidad humana.

Alabó con entusiasmo el éxito del sistema privado de capitalización en Chile, no tanto por la extraordinaria rentabilidad obtenida, sino porque protegía de una manera efectiva y eficiente la libertad individual del apetito voraz del Estado que llevó a la quiebra al antiguo e injusto sistema de reparto. El mismo escribió en el capítulo XI de su famoso libro Capitalismo y Libertad, publicado en 1962, respecto de la libertad que debían tener los ciudadanos para invertir en sus futuras pensiones en oposición al sistema socialista de reparto.

El Profesor estaba contento. Tenía al frente a quien materializó la revolución de las pensiones en Chile. Sabía que José estaba exportando el sistema por todo el mundo y que recién había sido nombrado co-presidente del proyecto del Instituto CATO para privatizar la seguridad social en los Estados Unidos. Milton Friedman lo felicitó por esta audacia y lo animó a perseverar en tan titánica empresa.

Conversamos sobre un nuevo mundo educacional, tan revolucionario como el Sistema de Capitalización en su momento: el Estado financia un cheque mensual a las familias chilenas, por cada hijo en edad escolar, para que ellas mismas escojan libremente el colegio. De esta forma, se produce competencia entre los colegios por captar alumnos lo que mejorará radicalmente la calidad de la educación. Se trata del sistema de vouchers, que ya se aplica con éxito en varias ciudades y estados de Estados Unidos y sobre los cuales Milton Friedman escribió también en el capítulo VI del mismo libro.

Abordamos otros temas, como la necesidad de reducir impuestos para dar libertad a las personas para crear e invertir en su propio futuro, disminuyendo el poder de un Estado ineficiente para administrar el desarrollo.

También nos recordó su opinión respecto del desastre económico que causó la fijación del tipo de cambio en Chile entre 1979 y 1982 y que registró en sus Memorias (“Two Lucky People”): “En la euforia por la rápida caída de la inflación y el aumento del crecimiento económico, las autoridades decidieron en 1979 fijar el tipo de cambio del peso chileno al dólar norteamericano. En esa época, la tasa de inflación de los Estados Unidos era de dos dígitos, alta para Estados Unidos pero menor que la inflación de Chile. Mediante la fijación del tipo de cambio, las autoridades chilenas esperaban disminuir la inflación chilena al nivel de los Estados Unidos. Las autoridades obtuvieron más de lo que esperaban, gracias a la política económica introducida por el Presidente Reagan en 1981, la cual disminuyó fuertemente la inflación de los Estados Unidos y condujo a una rápida apreciación del dólar. El tipo de cambio fijo produjo una fuerte presión deflacionaria en Chile que resultó en una severa recesión. El Producto Geográfico Bruto cayó 13% en 1982 y 3.5% en 1983. El arquitecto del tipo de cambio fijo, el Ministro de Hacienda Sergio de Castro, dejó el Ministerio en Abril de 1982 y el tipo de cambio fijo fue abandonado…una vez que se permitió al tipo de cambio ajustarse, regresó el crecimiento real. La fuerte recesión dejó su huella y, sin duda, fue una de las razones por la cual el Plebiscito de 1988 respecto del Gobierno de Pinochet tuvo un resultado distinto que aquél de 1980.”

Cuando ya caía la tarde, me dedicó su libro Capitalismo y Libertad, que conservo como pozo inagotable de ideas. Ideas de un personaje con profundo sentido humano de la economía como medio para eliminar la extrema pobreza y desarrollar los países, en un marco de libertad y respeto a las personas.

Milton Friedman se levantó de su silla, avanzó despacio apoyado en sus muletas y en nosotros, y nos despidió en la puerta con una gran sonrisa.

Ya en la calle, caminamos con entusiasmo renovado para continuar la lucha por aplicar en Chile políticas públicas basadas en menos Estado y más libertad. En ese momento, pensábamos en el 2010 como meta para alcanzar el desarollo. Hoy no perdemos la esperanza para el 2018, año en que el 12 de Febrero se cumplirán 200 años de la Declaración de Independencia de Chile.

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